lunes, 25 de octubre de 2010

Postres helados, frescura y sabor desde hace siglos

Finalizada la cena o el almuerzo, todavía queda tiempo para disfrutar de un último agasajo. El postre helado es un excelente motivo para continuar comiendo y degustando de sabores que, como pocos, son los favoritos de todos.
Los ingredientes de estos postres por excelencia son tan comunes como el agua, solo necesitaremos leche, huevo, azúcar, y algunos otros elementos sencillos para lograr una preparación simple y por demás rica.
Estos postres nos provocan una sensación de frescura, ideal para las épocas festivas, o durante algunas cálidas tardes.

Los postres helados son el broche ideal para reuniones familiares, de amigos y como final de una excelente cena romántica. Son capaces de cautivar hasta los paladares mas exigentes, y aunque no lo creas, en la antigüedad estuvieron presentes en las mejores mesas de reyes, e incluso se reunían a su alrededor las familias humildes para disfrutar junto un momento de dulzura.
Claro, seguramente te surgirá la pregunta, ¿Como puede ser que existía el helado aún cuando no había electricidad? ¿De donde sacaban el hielo? ¿Cómo lo enfriaban?

La historia nos relata que el conocido postre ya era disfrutado por los romanos en la antigüedad, mezclando nieve con jugos de frutas y miel. Lo mismo hacían los chinos, turcos y árabes mucho tiempo antes de Cristo. Se dice que Nerón hacia traer nieve para poder disfrutar de esta exquisitez, y se atribuye a Marco Polo la divulgación de este manjar a otras partes de Europa. Cuando él regresó de uno de sus viajes por el oriente: lo llevó a Italia y de ahí se hizo conocido en el resto del mundo.

Con el correr del tiempo se fueron realizando innovaciones en su composición, y en vez de elaborarlos solo con nieve y jugos de frutas y miel, comenzaron a agregarles leche, los que los hacía mucho mas cremosos, suaves y aun más ricos.

En el año 1660 un italiano creo la primera maquina que mezclaba todos los ingredientes, dando paso a un helado mas parecido al actual, y en 1846, una estadounidense invento la primera maquina heladora, paso fundamental para la industrialización del helado.

Conservar el hielo era toda una ciencia. En Argentina por ejemplo los traían de Europa en barras envueltas en aserrín, mientras que en otros lugares conservaban el hielo del invierno en pozos bajo tierra tapados con pajas y ramas de roble.
¿Como lo hacían?
Se utilizaban dos recipientes de madera o estaño, uno dentro del otro. En el más pequeño se preparaba el helado y luego rellenaban el espacio que había entre ambos recipientes con hielo y sal, porque también descubrieron que la sal aceleraba el proceso de enfriamiento al producir una reacción que hace bajar la temperatura del hielo con rapidez.

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